domingo, 10 de febrero de 2013

Para ti que no has sido escuchado:


Han pasado dos siglos desde el día de nuestro grito de Independencia y a la fecha  ésta no se  ha concretado. Posteriormente en 1910 se siguió luchando en el movimiento armado de la Revolución Mexicana, en la que se lograron grandes cosas: se “acabaron” los latifundios, por ejemplo, y con ello la repartición de las tierras se había equilibrado; no obstante, lo que no se erradicó fue la intromisión de los intereses extranjeros en nuestro país, entre ellos los de españoles y los de nuestro país vecino Estados Unidos de Norteamérica, quienes por ambición no han dejado de luchar para apoderarse de las riquezas de nuestro México.

Miles y miles de vidas se han perdido en esa transición hacia la libertad e independencia, hacia la recuperación de los derechos más sagrados. Bastante sangre se ha derramado por ello. Sin embargo, parece que el objeto se perdió en la línea del tiempo. A nuestros gobernantes se les ha olvidado por qué y para qué los “elegimos”. Se quedaron en el camino, en la lucha del poder por el poder, en mantener el status y los intereses de los suyos que definitivamente no somos “nosotros”. Y ahí nos hemos mantenido estancados, absorbidos por un sistema que a la vez es absorbido por los intereses de los más poderosos. Les hemos dado el poder a “nuestros” gobernantes desde el inicio de los tiempos, y definitivamente la “democracia representativa” no ha funcionado, se han  prostituido, se ha vuelto un negocio “una empresa de dominación”, como lo menciona Max Weber en su libro El Político y el Científico. La mayoría de los gobernados sabe que algo anda mal, pero pocos se manifiestan, pocos alzan la voz por el pueblo, me refiero a los más desprotegidos y a los que se les ha vulnerado sus derechos, que tanto trabajo les ha costado ganar, o al menos eso nos han hecho creer “nuestros gobernantes”.

De repente, nos encontramos en un mundo en donde la distribución de la riqueza no es igualitaria, que por más que nos esforzamos y esmeramos en nuestro trabajo no hay avance, que el salario que nos pagan no alcanza para cubrir ni las necesidades básicas. Sin dudarlo surgen interrogantes que dan vueltas y vueltas en la cabeza, pero la mayoría nos quedamos ahí con ese dolor y esa impotencia. Los libros de historia dicen que Zapata luchó por la distribución de las tierras, y que los partidos políticos luchan por los intereses de  “nuestro pueblo”, pero la realidad nos dice otra cosa. La intervención de los países extranjeros (ya mencionados) ha cambiado su método, porque “para qué quieren ser dueños de la tierra si pueden ser dueños de nuestras riquezas”. Nos están saqueando a “ojos vistas”; he ahí donde está la falla, aunado a esto se encuentra la deshonestidad y deslealtad de “nuestros gobernantes” para con el pueblo que los ha elegido, así como también la comodidad de los que integran el cuadro administrativo, quienes cegados por la retribución material y el honor social se vuelven cómplices de la miseria de los más desprotegidos.

No contentos con vernos en tan miserables condiciones, nuestros gobernantes en turno dan paso a una infinidad de instituciones financieras de crédito que supuestamente “apoyan a nuestra ya deplorable economía”, imponiendo tasas de interés elevadas con las que se llega a pagar hasta el triple de lo que recibimos. No dejan crecer al pueblo, esa ganancia que pudo ser para el pueblo, se va a manos de empresas de crédito extranjeras y mexicanas (desgraciadamente). El pago de los microcréditos viene siendo como una infinidad de mosquitos que chupan la sangre y no dejan al cuerpo restablecerse. En verdad, necesitamos recuperar nuestra fuerzas para emprender la lucha  en la exigibilidad de nuestros derechos, todos los que nos corresponden, todos lo que nos pertenecen, por todos los que lucharon nuestros antepasados y por lo que se derramó sangre: el derecho a la vivienda, el derecho a la educación gratuita, el derecho a la salud, el derecho a una vida digna, a un ambiente sano y saludable, a vivir una vida en paz y sin violencia, derecho a sentirnos seguros, a saber que nuestro gobierno, nuestros representantes, velan por lo que les hemos encomendado, derecho a que rindan con transparencia el manejo de nuestros recursos y, sobre todo, a que nos traten como  sus representados.

Es nuestro deber seguir avanzando por nuestros ideales, al pie de la lucha, exigiendo el cumplimiento de  nuestros derechos día con día.

Contigo en Defensa de tus Derechos A. C. tiene una misión que junto contigo podemos lograr. ¡ÚNETE! Porque es tu causa, la causa de todos y avancemos hacia el camino de la justicia y de la verdad.

Nuestras oficinas se encuentran ubicadas en la segunda calle de Arteaga, número 31 A, en el centro de nuestra ciudad de Coatepec, Ver., Tel: 01 228 8163416   cel: 0442281037283